viernes, 18 de marzo de 2011

Recomendaciones para fomentar la lectura en familia




La capacidad lectora es en gran medida una herencia familiar que pasa de padres a hijos en la cotidianidad del hogar. Cuando el padre o la madre leen cuentos en voz alta, le añaden una calidez adicional, al tiempo que, con la entonación adecuada, le devuelven la riqueza sonora al texto. Los niños aprenden así las inflexiones del idioma y se ejercitan en el manejo de sus propias emociones.

Constanza Mekis, coordinadora de las bibliotecas escolares CRA, enfatiza que sin poner en duda la importancia de la escuela en la adquisición de conocimientos y en la formación del individuo, la familia es el primer educador y el lugar donde se desarrollan sus principales valores y afectos. “Si desde la primera infancia los niños y niñas ven que sus padres, abuelos o hermanos están en contacto con la lectura -dice-, ya sea de libros, diarios, revistas, o incluso en formatos digitales, su iniciación como lectores se producirá de manera natural y espontánea pues, además, estará asociada a una vinculación afectiva”. Si, en cambio, el entorno familiar es menos proclive a la lectura, la sola motivación de la escuela, probablemente no producirá un efecto tan inmediato: “entonces, la escuela y la biblioteca escolar tendrán que esforzarse por encantar también a la familia para llevarla al placer de leer”.

La lectura es parte del modelo de conducta que el niño copia de los adultos más cercanos. Con el tiempo, cualquier persona cercana con la cual pueda establecer una relación afectiva, es susceptible de convertirse en un positivo modelo de lectura.

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